viernes

2010/01/02 Estrés en el trabajo

Hace poco, en un taller sobre el tema del estrés, una persona, que bordeaba los cuarenta años, contaba que vivía llena de temor debido a que había visto repetirse a su alrededor el hecho de que, de pronto, gente capaz, pero un poco “mayorcita”, era sustituida por gente más joven y “menos costosa”.

Esto derivaba en que ella se quedara horas extras en la oficina, sin que fuera necesario, dejando de atender a sus dos menores hijos, lo cual le generaba mucha culpa y tensión.  

Por otra parte, aunque su marido pensaba que era necesario contar con el dinero que ella aportaba al hogar, no estaba de acuerdo en que pasara tan poco tiempo en casa.  Todo esto sumaba tensiones y nuestra confidente estaba al borde de una crisis.

Observamos que, si bien el motivo de preocupación (la conservación de su puesto de trabajo) era válido, el exceso de tensión acumulada (el estrés) podía llevarla a colapsar, precipitando aquello que ella más temía.

Cuanto más tensos nos ponemos, el trabajo resulta menos placentero y eso lo perciben los demás, generando “malas ondas”, en nuestro entorno.

Busquemos hacer lo que hagamos con alegría e ilusión.  La autoestima se nutre de ello y es el mejor antídoto contra el estrés.  Junto con la eficiencia, cultivemos la amistad y el espíritu de trabajo en grupo.  Esto hará que seamos una parte difícilmente reemplazable en nuestro centro de trabajo.

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