Suele ser que cuando una persona se comporta de manera tal
que de pronto se altera, grita, se muestra sensible, reclama, chilla, patalea,
llora, quien la acompaña o asiste le dice “te has puesto histérico/a”.
Esta emotividad tiene mucho que ver con una sensibilidad
proclive a llamar la atención de las personas con quienes se relacionan y de
quienes esperan manifestaciones de afecto, aprecio y cariño.
En grados menores o incluso “normales” puede ser que las
personas histéricas siempre se las ingenien para acaparar la atención con
formas que van desde mostrarse locuaces, sumamente atentas, seductoras, hasta
formas más bien llamativas en el vestir, en el actuar, en el bailar, que hacen
poco menos que imposible no fijarse en ellas.
Un comportamiento histérico, entre otras razones de fondo,
esconde algún tipo de conflicto infantil que no le facilita a la persona el
sostenimiento de una pauta sexual madura o una relación estable.
Muchas veces hay una sexualidad teñida de expectativas
infantiles, por lo cual se afectan con mucha facilidad si es que no reciben
atenciones que, a veces, nos pueden parecer absurdas y que no logramos atender. Dado que es tan corriente este impase en la
comprensión, a veces llegamos a pensar que ciertamente son incomprensibles.
Detrás de una manifestación histérica hay grados de
organización de la persona. Algunas,
pueden tener un comportamiento predominantemente infantil, con poco espacio
para un comportamiento adulto; en otras puede haber un comportamiento
predominantemente adulto con algún rasgo infantil que perturba medianamente el desarrollo
de una intimidad.
Suele ser que se relaciona a la histeria con problemas
sexuales y es probable que esto fuera absolutamente cierto a comienzos del
siglo pasado. Lo que observamos al
presente es que predominan los casos en los que la demanda de fondo es la del
reconocimiento, el cual la persona no logra encontrar por sí misma. Suele ser que en la infancia este
reconocimiento no se dio de manera saludable por parte de los padres.
Este tipo de problemas alrededor de la histeria y en general
de estas sensibilidades que adoptan estos ropajes dramáticos son los que más se
favorecen cuando estas personas buscan ayuda psicoterapéutica.
Comprenderse, resolver situaciones del pasado, suele ser más
accesible en tanto conservan mucho de salud potencial, que generalmente ha
permitido que en otras áreas de la vida hayan logrado éxito y un mayor
equilibrio adaptativo.
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