Para todos es sabido que es necesario no dejarse atrapar
demasiado por el trabajo o las obligaciones. El problema que solemos observar
en el consultorio es que, aún sabiéndolo, la gente no logra darse cuenta de las
consecuencias de no hacerlo. Crisis de pánico, depresión, falta de sentido en
la vida, infelicidad, sentimiento de vacío y mil molestias físicas más, nos
pasarán la cuenta de no haber cultivado el sano ejercicio de tener una afición.
El organismo necesita que preservemos la capacidad de
divertirse y de recrearse. Cuando nos divertimos, básicamente nos tomamos el
tiempo libre, y buscamos conectarnos con alguna forma en que el disfrutar, reír
o expresarse encuentra lugar y resonancia. Sea sólo, escuchando música, bailando,
caminando, compartiendo una mesa con amigos, evocando momentos gratos o nuevos
chistes, ensayando ocurrencias graciosas, nos reconectamos con una parte de
nosotros mismos en la que reposa la esencia del bienestar. Este es un lado de lo
humano que nos llena de emociones y sensaciones que activan el sistema neurohormonal, vinculado con el placer
y el sosiego, con la paz y la tranquilidad, con el goce de la relación y el
afecto humanos, sin lo cual es como si viviéramos sin ingerir sal, o las calorías
necesarias para vivir...
Es el lugar para la fantasía, para la ilusión y para el
sentimiento de plenitud en la vida lo que nos predispone para el disfrute y la actitud
relajada en la rutina cotidiana. Entonces, mis amigos: a divertirse y recrearse
si queremos que la vida no solamente sea larga, sino también feliz.
Pero, también, mencioné el recrearse, como algo diferente al divertimento. Observemos que l a palabra recrearse, significa “volverse a crear”, es un ejercicio un poco diferente, también placentero, pero tal vez más íntimo. Tiene que ver con las aficiones, con aquellas actividades que nos gusta hacer, espontánea y libremente, con aquellas que alguna vez nos atrajeron y decidimos practicar o cultivar. Es el lugar del arte, del deporte, de la cultura, de las manualidades, etc. Son, también, aquellas circunstancias en las que sentimos que nos encontramos, que nos realizamos; constituyen citas con nuestra intimidad puesta en relación a la creatividad y a la imaginación creativa. Es el punto de confluencia entre el ser niño, que jamás nos abandona, y ese otro nivel, el del presente, que nos permite sentir que lo que hacemos es lo más importante del mundo y nos compromete en una dimensión distinta a la de la obligación.
Pero, también, mencioné el recrearse, como algo diferente al divertimento. Observemos que l a palabra recrearse, significa “volverse a crear”, es un ejercicio un poco diferente, también placentero, pero tal vez más íntimo. Tiene que ver con las aficiones, con aquellas actividades que nos gusta hacer, espontánea y libremente, con aquellas que alguna vez nos atrajeron y decidimos practicar o cultivar. Es el lugar del arte, del deporte, de la cultura, de las manualidades, etc. Son, también, aquellas circunstancias en las que sentimos que nos encontramos, que nos realizamos; constituyen citas con nuestra intimidad puesta en relación a la creatividad y a la imaginación creativa. Es el punto de confluencia entre el ser niño, que jamás nos abandona, y ese otro nivel, el del presente, que nos permite sentir que lo que hacemos es lo más importante del mundo y nos compromete en una dimensión distinta a la de la obligación.
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