viernes

2019 01 22 La iluminadora Luna de Sangre



Soy aficionado a la fotografía desde hace mucho y una foto que siempre me ha resultado atractiva es la de la luna llena; esa luna grande y brillante, con sus detalles de cráteres y sombras, de la cual he ido capturando imágenes cada vez mejor logradas; pero, aún tengo ganas de dar rienda suelta a todas las variables creativas a las que se presta su mágica imagen.

Este fin de semana, más precisamente entre el domingo por la noche y la madrugada del lunes 21 de enero, se anunciaba el fenómeno de la “Luna de Sangre”, la que se produce cada tanto, cuando, en un eclipse, la tierra resta la luminosidad directa del sol y la luna adquiere un color rojo – anaranjado de diferentes intensidades.

Me entusiasmé con la idea de tomar ESA foto. Dos días antes me puse a ensayar el manejo de mi cámara, los ajustes del diafragma, de la velocidad, etc., revisando los pasos a seguir para obtener una buena toma.

Llegada la fecha, tuve inconvenientes en salir a tiempo de la playa en que me encontraba y terminé llegando a Lima a la 1 a.m., ¡aún a tiempo! Subí a la azotea y, en medio de un cielo nuboso, por demás, pude ver una luminosidad blanca de la luna que se perdía entre las nubes en movimiento.  Me dije, “ya fue”, aunque sabía que estaba dentro del horario del fenómeno anunciado… ¿Flojera… falta de decisión…? El asunto es que decliné continuar buscando obtener mi deseada foto…

Por la mañana, me desperté luego de soñar que estaba dando una conferencia en la que presentaba una larga introducción, tanto que la audiencia daba por completa mi exposición, mientras que yo insistía en que aún no había desarrollado lo más importante.

Poniéndome a examinar el mensaje de mi sueño, me surgieron dos posibles explicaciones. Primero, fue que no hice el esfuerzo suficiente para, decididamente, subirme al auto e ir a Cieneguilla o donde fuera, no importando la hora, para tomar mi deseada foto.  Era como que no estaba asumiendo de manera activa la realización de mis deseos…  Mucho “bla, bla, bla”, sin concretar la cuestión de fondo (como lo haría un verdadero fotógrafo). La segunda posibilidad de entender mi sueño, giraba en torno a la conferencia que estaba dando, lo que me llevó a pensar que ando dándole largona a ponerme a escribir un libro que tengo proyectado.

Y, bueno, más allá de ponerme esta misma mañana a armar el esqueleto de lo que quiero desarrollar en el libro, me di un espacio para compartir la enriquecedora experiencia de examinar los sueños. Los sueños, como la luna con su cálida presencia,  me iluminan con sus mensajes, alertándome, como en esta ocasión, sobre algo que repito a menudo: “cuando se dan las oportunidades, no hay que dejarlas pasar”.

No hay comentarios: