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2015/01/15 La pandemia que se nos viene. Sobre niños deprimidos.

Hace poco en una entrevista en medios, se tocó el punto de la creciente y preocupante observación de la demanda de atención de niños con manifestaciones de depresión. Entendamos el cuadro: niños con tristeza, retraídos, con desánimo para jugar o hacer actividad con otros niños, a veces irritables o “huraños” con tendencia al llanto, susceptibles y hasta inconsolables, con problemas para dormir y tendientes a un aferramiento angustiado que pareciera sugerir la amenaza de un terrible abandono.

Si a este cuadro sumamos la también creciente observación de niños a los que se les diagnostica “déficit de atención”, tenemos que preguntarnos qué está pasando en el mundo actual . Y... qué podemos hacer, primero en función de entender y, por supuesto, en relación a cómo resolver el reto epidemiológico que ya nos pronostica una pandemia depresiva a corto plazo, la que de alguna manera ya estamos sintiendo.

Una de las cosas que hay que saber es que la depresión tiene muchos rostros y hasta puede pasar de manera encubierta, compensada por maneras en que “llenamos los vacíos” (divertirse, trabajar en exceso, impulsividad exitista, acumular cosas) sin resolver los problemas de fondo como el sentimiento de vacío, la falta de sentido, la dificultad para disfrutar y la pérdida de la disposición para los lazos afectivos y sociales. 

La solidaridad ha sido desplazada por el egoísmo y la intolerancia al otro, al diferente – semejante que nos recuerda nuestra carencias. Eso condena a sentimientos de soledad y, más aún, de desolación, ese vacío indefinible y doloroso que a veces nos impulso, incluso a quitarnos la vida porque duele vivirla.

Creo que la especie humana ha desnaturalizado su existencia, ha perdido la ruta de lo que la sabia naturaleza le prodiga y que cada vez menos sabe usar. Desde el comienzo de la vida, el encuentro entre la madre y el bebé está dictado por necesidades, que implican el encuentro íntimo entre sus protagonistas. En las fallas tempranas de esta relación hallamos el inicio del problema.

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