Estoy apenado, profundamente apenado por la
brusca desaparición de un gran amigo. Uno siempre piensa que no debió pasar,
que la vida ha sido injusta… pero no nos queda otra opción que aceptarlo
resignados… y recorrer, desde el recuerdo, evocaciones de las no muchas
ocasiones que compartimos, pero que fueron tan intensas y profundas que calaron
hondo en el registro del afecto, del aprecio y de la experiencia de intimidad
compartida.
Tuvimos largas conversaciones sobre la fratría,
lo cual nos llevó a relatarnos intimidades, como la fantasía que me acompañó de
niño, en la que me identificaba con José, el hijo de Jacob, el que leyó los
sueños del faraón, cosa que siempre me recordaba, con alguna aguda extensión
interpretativa, siempre pertinente. Qué sé yo, qué más puedo decir, fue un honor conocerlo, era un gran
profesional, prolífico y creativo… y, a la vez, tan sencillo, tan cálido!

¡Descansa en paz, querido amigo!
Quiero compartir una cita de Luis que grafica
lo que transmitió a lo largo de su vida:
“La amistad surge como una necesidad vital
en la condición humana. Nos aporta subjetividad, nos hace individuos, nos
ofrece un refugio intra psíquico irreductible en el que se mantiene la
diferencia del sujeto con el otro y al mismo tiempo su co-pertenencia con los
otros. El amigo representa un horizonte esperanzador que siembra futuro y
contrarresta las adversidades de la vida. Opera como un contrapoder liberador
a los mandatos endogámicos impuestos y ejerce además sus frenos a la cultura
de la hiperaceleración vertiginosa de los tiempos actuales que imprimen una
creciente alienación y un aplanamiento afectivo y representacional”.
Luis
Kancyper
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario