Desde otro ángulo, la vida o la muerte de una persona tienen relación con el funcionamiento pleno de sí mismo, de ser un sujeto capaz de desear, de ser dueño de sus anhelos, "capaz de morir" (dar la vida) por lograrlo, conseguirlo, realizarlo, remontando adversidades, sujeto por la ilusión y la esperanza indeclinable, manteniendo viva la llama de la esencia del vivir una vida "a su manera".
Puede ocurrir que algunas personas se sientan vivas pero no estén existiendo en el sentido de una vida personal sino en función de una adaptación a los requerimientos del entorno. Pueden lucir exitosos, destacados y hasta brillantes, a partir de sacar provecho a algún talento, capacidad personal o simplemente adaptativa. Esto, en el decir de un psicoanalista inglés (Winnicott), puede ser una construcción de sobrevivencia a la que llamó "falso self".
Son personas que han quedado atrapadas por las exigencias del entorno, empezando por la familia que, desde el vamos, necesita un niño que no cause molestias y que sea motivo de orgullo, que sea como el papá o la mamá quieren. Pasando, luego, a una sociedad que nos muestra todo lo que tienes que ser, tener o hacer para obtener un reconocimiento, o sea " si no, no eres...".
Muchas veces, pero muchísimas, en los tiempos que corren, estas personas se encuentran de pronto con un sentimiento de vacío, una especie de depresión, de no disfrute de lo logrado, de carencia de sentido. Otros llegan a un punto en que "ya no pueden más" porque no logran mantenerse en el nivel de exigencias para sostener la imagen (casi siempre todopoderosa) que se han impuesto. Unos y otros tal vez hagan una crisis de pánico.
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