En los últimos años, se escucha con bastante frecuencia de
personas diagnosticadas como “borderline” y vale la pena precisar lo mejor
posible de qué se trata esta patología.
Para empezar, no hay un solo tipo de “borderline”, como no
hay un único tipo de ansiedad, depresión o cualquier otro tipo de patología.
Cuando hablamos de la patología “borderline” nos referimos a
una alteración de la personalidad que se manifiesta por compartir rasgos de
comportamiento totalmente normales con momentos de alteración que, en algunos
casos, llegan a una suerte de locura transitoria, la cual, con alguna ayuda, puede
rescatarse hacia un funcionamiento normal.
A la par que estas alternancias en su funcionamiento, los
“borderline” suelen tener momentos de confusión y, debido a ello, a veces
grandes contradicciones en relación a sí mismos o al mundo, lo cual los hace
ser percibidos como ambiguos o desconcertantes.
Sus emociones suelen ser volátiles e intensas a la vez,
pudiendo cambiar de una expresión amical hacia una posición totalmente opuesta
y hostil simplemente por un pequeño malentendido, muchas veces producto de su propia
confusión.
Suele ser muy difícil ser pareja de una persona “borderline”
o tener un hijo o hija con esta patología, particularmente si uno se enreda en
las emociones desbordadas o si se desespera ante su frecuente ruptura de los
límites. La verdad es que es realmente
difícil la convivencia.
Esta patología requiere de mucha paciencia y, en la mayoría
de los casos (si no en todos), es indispensable la ayuda profesional. Les viene bien una psicoterapia y, mejor aún, si paralelamente toman algún medicamento que contribuya a su regulación
emocional y a su control de impulsos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario