Es este un problema frecuente que nos llega a
la consulta: la falta de deseo sexual en las parejas, en uno de ellos, o en
ambos. Se le atribuye con más frecuencia a la mujer, pero, en realidad ocurre
igualmente en los varones.
Lo frecuente es que se la pasen tratando de
evitar el encuentro o aduciendo cualquier excusa, como cansancio, dolor de
cabeza, sueño, etc.
Es posible que un poco a desgano, accedan a
tener sexo, pero sin disfrutarlo, esperando que el otro culmine con el trámite
que deviene en mecánico. En otros casos,
se finge entusiasmo y hasta pareciera que se disfruta del encuentro.
Lo que no es usual es que las personas se
sinceren al respecto. A veces, pasa mucho tiempo hasta que pueda explicitarse
lo que ocurre. Y es que se suele entender como una muestra de desamor,
confundiendo la expresión sexual con el amor.
Todo lo demás puede transcurrir de una manera
normal: el diálogo, el afecto, el cariño, … simplemente el deseo se ausentó. Cuando esto
ocurre en ambos miembros de la pareja deriva en un acostumbramiento a un ritmo
distante o a un bajo apremio por tener relaciones, proviniendo las
satisfacciones familiares del disfrute de la paternidad o de otros quehaceres.
Cuando ocurre en uno solo de los miembros y
el evitamiento es sostenido, pueden generarse resentimientos. Sentimientos de
enojo y frustración, que no se expresan, que pueden llevar a un empobrecimiento
mayor del clima erótico y, aún más, llegar a contaminar la relación afectiva,
derivando en actitudes hostiles directas o indirectas.
Lo frecuente es que en cualquier pareja, con
el tiempo y la rutina, el deseo sexual se atenúe, en particular cuando se
incluyen los roles de padre y madre. Es por tanto importante estar atentos a
que el clima erótico, la sensualidad, la caricia, no se ausenten. Y, si esto es lo que está pasando, ver la forma
de impedir que se apague la llama de la atracción: buscar espacios íntimos
fuera de la rutina, salir a bailar, frecuentar amistades alegres y afectuosas,
etc.
Lo más importante en estas circunstancias es
sincerar a tiempo la situación, procurar rescatar juntos el clima erótico y
tratar de no poner en la misma balanza el cariño por el otro, no perder la
confianza, sabiendo que el amor está aún presente.
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