Una frase parecida a ésta, es: “fiel al
castigo”. Vivimos en medio de una
realidad en la que constantemente vemos el dramatismo de personas que son
violentamente maltratadas por su pareja y, sin embargo, no se separan de ésta,
a veces por una justificación económica, a veces aduciendo que es lo normal y
que “hay que aguantar no más…”, lo cual suele ser el consejo de mamá.
En algunas oportunidades, incluso, hemos
podido observar que cuando intervienen la ley o alguna persona a favor de la
maltratada, ésta se pone furiosa porque están atacando a su pareja.
Cómo explicar una situación que a la mayoría le
resulta incompatible con la idea de emparejamiento… En realidad, hay una serie
de condicionantes que la favorecen, entre las cuales podemos mencionar los
hábitos culturales -y, ojo- que no solo
es el varón el que maltrata o pega a la mujer; en nuestra serranía, ella
también tiene “sus derechos” de hacerlo, una manera de expresar su rabia o
frustración, acaso su “declaración de amor” o de interés, ya que si no lo hacen
podría tomarse como que “no lo quieren”, porque no se estaría cumpliendo con lo
esperado. En todo caso, supone un
instrumental en los acuerdos de pareja en donde hay poco lugar para el diálogo
reflexivo.
Otra razón para los emparejamientos con
maltrato físico o psicológico tiene que ver con sentimientos de culpa en donde
la pareja comparte la fantasía de origen infantil de que están en pecado y la
agresión forma parte de un castigo. A veces, la “falta” proviene de una
reproducción de un “niño tirano” que castiga a la mujer que no alcanza a atenderlo
como su madre lo hacía. En el fondo, de alguna manera, castiga en su mujer a su
madre, a quien no alcanzó a respetar verdaderamente o hacia quien guarda
rencores ocultos que no se atrevería a reconocer. En todo caso, hay una
dimensión de apego intenso dado el nivel de necesidad infantil que está
involucrado en este tipo de parejas.
El cuadro más dramático lo reproducen parejas
que en el fondo tienen inmensas carencias emocionales, con severas historias de
abandono o maltrato violento. En ellas, la demanda de afecto es inmensa, tanto
que resulta intolerable, por lo que prefieren mediar sus relaciones usando la
agresión y el maltrato. Es preferible usar la agresión (propia o la de la
pareja) para no arriesgar que surja la ternura, ya que la temen porque sienten
que las puede volver demasiado frágiles. Por ese motivo, les es difícil cortar
la relación, porque les otorga un cierto sentimiento de alianza en una forma de
vínculo que logra alejar la sensación profunda ve vacío o desamparo, que
aparecería (en ambos) si se rompiera la relación. Es el caso de esta pareja que
hace poco salió en medios, donde tanta violencia ejerció él que cualquiera
pensaría que ella apoyaría que lo encarcelen… Sin embargo, al día siguiente
ella se escapó para unirse a él.
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